Un nuevo estudio parece demostrar que el dinero sí compra la felicidad, pero solamente si se tiene más que los familiares y amigos
LONDRES, Inglaterra, mar. 23, 2010.- Helen Fielding aseveró una vez que "Si hacemos del dinero nuestro Dios, nos asediará como el demonio", pero psicólogos de la Universidad de Warwick en Inglaterra, encontraron que tener dinero sí puede hacernos felices, pero sólo si tenemos mucho más que nuestros familiares y amigos.
Tras estudiar las respuestas de 10 mil personas, encontraron que aunque el salario es importante, en realidad lo que más nos importa es el estatus social, pero para alcanzarlo, se necesita el dinero.
"Podemos tener una casa enorme o un auto muy veloz, pero no nos provoca tanta felicidad si sabemos que nuestro hermano tiene una mansión y el coche deportivo deseado por todos", dijo el doctor Chris Boyce.
"Si ganamos 1 millón de dólares al año, esto no será suficiente si sabemos que nuestros vecinos tienen un salario de 2 millones".
EL PROBLEMA
Un temor es que si tratamos incansablemente de tener más dinero para conseguir ese estatus tan deseado, estemos al mismo tiempo dañando nuestra capacidad de trabajar en relaciones personales fuertes y felices, lo que a final de cuentas nos hace sentir mejor.
El artículo, publicado en la revista Psychology Science, es algo que nos confronta con nuestro ser egoísta y envidioso. Y si usted cree que ganarse la lotería le haría feliz, el doctor Boyce dice al respecto: "si se gana una enorme cantidad de dinero y se muda a un sitio más afluente, de pronto estará rodeado de millonarios, y la sensación de competencia será enorme".
Nuestra salud también paga por ello: estudios han demostrado también que si uno se siente eclipsado por la capacidad económica del vecino, es más fácil que tengamos problemas cardíacos, diabetes, úlceras o hipertensión arterial.
Así que si va a tener dinero, procure ser el más rico de su familia, amigos y vecinos, y con ello estará adquiriendo un gran pedazo de alegría, o para terminar con otro dicho de autor desconocido: "El dinero no le puede comprar la felicidad, pero sí el tipo de miseria que prefiera".
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